El cardiólogo Valentín Fuster y el psiquiatra Luis Rojas Marcos revelan en un libro la estrecha conexión entre el cuerpo y la mente. El libro se titula, como es lógico ‘Corazón y mente’. En este libro recogen una veintena de casos tales como el de el cardiólogo Valentín Fuster, que un día recibió en su consulta de Nueva York la visita de David, siete años. Sus padres convencidos de que el pequeño tenía alguna dolencia cardiaca, ya que siempre estaba cansado y con frecuencia sufría palpitaciones. Fuster miró a su paciente, un niño con bastantes kilos de más, al que sus padres definían con orgullo como un buen estudiante, tanto que ya le veían en la universidad.
Fuster siguió mirando al pequeño, quien a sus preguntas respondió que no hacía ejercicio, que se pasaba largas horas frente al ordenador y que las palpitaciones las tenía cuando se encontraba en clase. El diagnóstico de uno de los mejores cardiólogos del mundo no se hizo esperar: David sufría episodios de ansiedad porque estaba intentando alcanzar una meta impuesta por sus padres. Receta: comer menos, hacer ejercicio y que sus progenitores aparcaran sus obesiones de tener un hijo académico.
Cada década de la vida incluye dos casos reales, pero con identidades modificadas, y que son un fiel reflejo, a decir del cardiólogo, tanto de las dolencias físicas que corresponden a esas edades como a los sufrimientos emocionales propios de ese periodo de la vida.
El libro es una llamada de atención a la medicina centrada en la tecnología y que olvida el humanismo que subyace en la profesión.
Para ambos expertos, el tratamiento de estos problemas debe hacerse «desde una perspectiva integral» y teniendo siempre presente que tratar de forma separada cuerpo y mente «es un error».
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