Ralph Waldo Emerson (24)
Los antiguos llamaron belleza al florecimiento de la virtud.
Los antiguos llamaron belleza al florecimiento de la virtud.
La virtud no habita en la soledad: debe tener vecinos.
Cuando veáis a un hombre sabio, pensad en igualar sus virtudes. Cuando veáis un hombre desprovisto de virtud, examinaos vosotros mismos.
Un hombre de virtuosas palabras no es siempre un hombre virtuoso.
Nadie que confía en sí, envidia la virtud del otro.
La senda de la virtud es muy estrecha y el camino del vicio, ancho y espacioso.
Merece salir engañado el que al hacer un beneficio cuenta con la recompensa.
Igual virtud es moderarse en el gozo que moderarse en el dolor.