Esta noche es Nochebuena y mañana Navidad… reza un villancico. Es decir, estamos en el momento álgido de una enfermedad muy contagiosa por osmosis e impuesta por los «genios malos» del marketing mundial: el consumismo. Y tiene cura: las compras!
No diré que afecte al 100% de la población, mentiría puesto que esa fiebre navideña SI entiende de fronteras, religiones y estatus social.
Sin estudios de universidades americanas que lo respalden, me parece que para que te afecte tienes que cumplir varios requisitos, pueden ser todos ellos, pero lo más normal es que con algunos baste. Eso sí, hay que cumplir más de uno:
- vivir en lo que conocemos como país occidental y/o del primer mundo –> Principal foco de invasión del consumismo
- tener a mano, o cerca, decenas de centenares de miles de tiendas –> Ellas tienen el remedio a tu mal
- ser aficionado a pasear y/o ver la tele –> Te indican cuales son las mejores formas de curarte
- encantarte el olor de las multitudes, el pagar aparcamiento, soportar colas, cargar paquetes –> Son solo síntomas
- tener tarjetas bancarias –> Sin dinero no hay cura
Esos «genios malos» están logrando alargar tanto el periodo de incubación como el proceso de cura. Hay que intentar vacunarse antes de que comiencen los anuncios publicitarios de juguetes y colonias a finales de octubre, si no lo logras ya será tarde: hasta finales de febrero no hay nada que hacer, pasarás por todas las etapas mejor o peor parado, pagarás el máximo en estas dos semanas: 24 de diciembre al 6 de enero; pero el tema coleará hasta finales de febrero por lo menos.
Algunas vacunas indoloras y consejos para evitar al máximo los efectos:
- dejar de ver televisión el 15 de octubre, comienza el peligro
- no volver a mirarla hasta el 1 de marzo, ya habrá pasado todo
- evitar pasear por calles limpias, luminosas, musicales o ruidosas, en ellas está el lado oscuro de la enfermedad
- deja el coche en tu garage, seguro que no puedes a mano con más kilos de compras
- no sentirse culpable si alguien te hace un regalo y no se lo devuelves, dile que está enfermo
En los últimos años se está perfilando cada vez más con más fuerza un método que alivia los peores síntomas y nos acerca los remedios a casa: es Internet. Pero no es la cura, sino otro método de contagio. Ni en casa nos libraremos. Gracias a Internet podemos pasar la enfermedad encerrados en casita, y no sufrir esos molestos síntomas descritos anteriormente, vemos tiendas igual, comparamos precios más rápidamente , la cura nos cuesta algunos euros menos y hasta nos la traen a casa.
Ya que será difícil escapar de la época de contagio, al menos que los síntomas sean los mínimos: ¡Viva Internet!