Este fin de semana hemos estado viendo la película Bee Movie. Está graciosa.

Se trata de una nueva versión de la leyenda bíblica de David y Goliath donde el pequeño vence al grande. Eso sí, esta vez sin utilizar la violencia sino las leyes (que no está nada mal), pero … ¡una abeja que habla con los humanos y se hace abogado de la noche a la mañana!

¿Cuál es la lucha? La abeja, como tal, se siente «robada» por los humanos al descubrir que poseemos «granjas de miel» donde torturamos a las abejas y robamos el fruto de su trabajo. Pues bien, con la ayuda de una humana (a quien han puesto la voz de María Adánez, esto es de lo mas duro de la película, no la soporto) se convierte en abogado y encausa a las grandes productoras de miel estadounidenses. Y claro, gana!

Lo que sucede a partir de ahí es que les devuelven toda la miel, lo que provoca que como las colmenas pasan a tener un gran excedente de este «oro naranja» , las abejas dejan de trabajar.

Al dejar de trabajar, la labor colateral que desarrollan desde hace 27 millones de años (la polinización) también cesa… y, por tanto, todas las flores y plantas del mundo comienzan a morir… tremendo! De ahí en adelante mejor cada uno que vea la película… pero se demuestra que las abejas deben seguir produciendo miel y siendo robadas por los humanos.

Mi reflexión (la graciosa) es la siguiente: menos mal que vacas, ovejas, cabras, gallinas, y un largo etcétera no son tan inteligentes como las abejas porque sino nos iba a quedar muy poco para comer. Por no decir que si se rebelan frutas, verduras, tubérculos y hortalizas: se acabó la humanidad! (Aunque eso también salvaría al planeta, uhmm …)

Mi reflexión (la de verdad) es que llevado a la vida real parece una siniestra alegoría del estilo: todos debemos seguir haciendo lo que siempre hemos hecho o los daños pueden ser irreparables …

Evidentemente no estoy de acuerdo, sobre todo, porque una gran parte de la humanidad no elige aquello que hace sino que se ve obligado a hacerlo. Si lo que hacemos es por obligación o no nos satisface, debemos tener espíritu de mejora y superación y no conformarnos con lo que tenemos u hacemos. Seguro que hay maneras mejores que la explotación de paliar los efectos colaterales de dejar de hacer aquello que no nos gusta o nos degrada. ¡Que polinice otro!

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